La soledad es uno de los grandes problemas que afectan a las Personas Mayores. La esperanza de vida es cada vez mayor, pero eso no quiere decir que se llegue a edades avanzadas en perfecto estado de salud. De hecho, se pierde por el camino a parejas, familiares y amigos con los que se ha compartido todo tipo de momentos a lo largo de la vida, creando una sensación de vacío en muchas Personas Mayores.
Un informe de Fundación la Caixa, recogido en un estudio que acaba de publicar Santalucía, distingue entre la soledad social y la soledad emocional. La social aglutina a aquellas personas que se sienten abandonadas del resto del mundo o que echan de menos la compañía de los demás. La emocional es aquella que sufren las personas que no saben a quién acudir en caso de necesidad, incluso aunque vivan acompañadas.
La sensación de soledad se acrecienta en la denominada cuarta edad, es decir, a partir de los 80 años. El estudio de La Caixa afirma que el 36% de los hombres y el 33% de las mujeres mayores de 80 años sienten soledad social, un porcentaje que se dispara hasta el 52% en los hombres y al 43% en las mujeres en el caso de la soledad emocional.
Sentirse solo pese a vivir acompañado
Se puede vivir o estar continuamente rodeado de personas y sentirse solo. Este fenómeno es bastante común en esa cuarta edad, una franja en la que ya aparecen con más frecuencia enfermedades crónicas y hasta discapacidades.
Los datos del Imserso son claros. El porcentaje de personas reconocidas como dependientes da un salto tremendo a partir de los 80 años. Entre los 65 y los 79 años es del 18% y en las personas con más de 80 años llega al 53%. Y hay miles de personas que aún están sorteando los trámites burocráticos para ser reconocidas.
Un ejemplo. Josefa tiene 95 años. Vive con su familia pero ni oye ni ve bien, lo que le dificulta la comunicación con el resto de personas. Su pareja o sus amigos cercanos ya han fallecido y tiene pocos temas de conversación comunes con el resto de su familia. Además, cada vez se hacen más trámites por internet y no sabe utilizarlo, por lo que tiene que depender de otros, sintiéndose más indefensa. Si Josefa viviera sin compañía, como hacen el 42% de las mujeres mayores de 85 años en España, su soledad sería aún mayor.
Atención centrada en la persona
Para combatir esa soledad la mejor receta es el cariño y la comprensión. Escuchar a las Personas Mayores, hacerlas partícipes del día a día, formarlas en el uso de la tecnología para que, a su vez, puedan conectar con otras personas de forma telemática o presencial, o promover que hagan ejercicio para sentirse más ágiles son claves.
En Fundación Juan Cruzado-Vértice Salud trabajamos todos los días con ese objetivo bajo el método de la atención centrada en la persona. En nuestro Centro de Envejecimiento Activo y Neurorehabilitación las Personas Mayores realizan todo tipo de actividades físicas e intelectuales que les ayudan a estar más conectados e interesados por todo lo que les rodea, haciendo además amigos.
La esperanza de vida crece por los adelantos médicos. Según el Instituto Nacional de Estadística, una vez cumplidos los 65 años, los hombres tienen aún una probabilidad alta de vivir otros 19 años y las mujeres otros 23 años. Las personas van a vivir más, pero el reto es vivir felices y acabar o, al menos, mitigar la sensación de soledad es uno de los mayores objetivos de una sociedad cada vez más envejecida.
Información elaborada por Angel Recio.