Hoy conocemos un poco mejor a Carmen Terrón, la directora de la Fundación Juan Cruzado-Vértice Salud. Es una mujer apasionada por mejorar la calidad de vida de las Personas Mayores y a lo largo de los 13 años que lleva en esta entidad ha impulsado numerosos proyectos. De niña se puso el objetivo de ayudar a los demás y lo está consiguiendo con creces.
¿Por qué elegiste esta profesión?
Desde que era pequeñita quería cambiar el mundo; quería aportar a mejorar la vida de las personas y tenía la opción de hacerme política que no me atraía demasiado, o hacerme trabajadora social; así que decidí lo segundo y aquí estoy.
¿Cuánto tiempo llevas trabajando en Fundación Juan Cruzado-Vértice Salud?
Pues 13 años, los mismos que tiene mi hija mayor. Cuando ella nació yo trabajaba en una empresa coordinando a un montón de personas en un sector que nada tenía que ver con mi verdadera vocación. Me encontraba muy cómoda, pero el nacimiento de Candela fue el punto de inflexión para permitirme parar, pensar, preguntarme qué quería realmente y dónde quería estar y eso hizo que dejara el trabajo, me quedara unos meses en desempleo y a continuación vino la oportunidad de trabajar en la Fundación.
¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
Pues principalmente lo que decía al principio; sé que mi trabajo y el de mi equipo repercuten en la calidad de vida de las Personas Mayores con las que intervenimos y, por supuesto, en la de sus familiares y personas cuidadoras y esto me hace sentir maravillosamente bien. Además, me encantan los retos y oportunidades que me plantea diariamente mi trabajo ya que no paramos de innovar en nuevos proyectos, nuevas metodologías de trabajo con las personas con las que intervenimos, nuevos aprendizajes, retos, conocimientos que hacen que no me aburra y que me sienta genial con lo que hago.
«Me encantan los retos y oportunidades que me plantea diariamente mi trabajo ya que no paramos de innovar»
¿Cuál ha sido el momento más gratificante o especial desde que estás trabajando aquí?
Uff, es imposible quedarme con un solo momento ya que por mucho que nosotros podamos aportar a las personas con las que intervenimos, ellas siempre multiplican esa aportación. Te puedo contar alguna de las cosas de las que me han marcado como, por ejemplo, una señora que cuando entró al centro no era capaz de levantar la mirada porque tenía una depresión recurrente desde hacía más de 20 años y cómo pude ver su evolución, su alegría, sus ganas de hablar, de intervenir con el grupo, cómo fue cambiando a mejor incluso físicamente y en paralelo sentir la alegría de su familia, de sus hijas, de su marido… Esa experiencia se me viene hoy a la cabeza y fue brutal. Este tipo de cosas no se pueden pagar con dinero. Esto es lo mejor de mi trabajo: la gratificación personal
¿Qué has aprendido del trato diario con las Personas Mayores?
Este trabajo me ha enseñado a valorar lo que tenemos, la importancia de las pequeñas cosas, de los momentos, de la familia, de lo que de verdad importa. Por otro lado, me ha enseñado que a partir de los 80 años todo vale y que te puedes permitir el lujo de decir lo que quieras con toda la espontaneidad del mundo, que está permitido. Por ejemplo, si un día llego con un vestido que les gusta, me dicen que estoy guapísima, pero si al día siguiente llego con otro que no les gusta demasiado, me dicen que me queda fatal y se quedan en la gloria. Así que no hay nada mejor para saber si voy bien vestida o no que entrar al centro de día y pasar por el salón donde hacen las actividades de intervención física y cognitiva para saber si el conjunto del día da la talla o no [se ríe]…
«Este trabajo me ha enseñado a valorar lo que tenemos, la importancia de las pequeñas cosas, de los momentos, de la familia, de lo que de verdad importa»
Si no te hubieras dedicado a esto, ¿qué otra profesión te habría gustado ejercer?
Pues no sé, siempre me ha gustado la psicología, de hecho, entre el grupo de amigas soy “la psicóloga”. En Fundación también he hecho algún pinito dando clase a profesionales sociosanitarios y la verdad es que también me sentía muy bien transmitiendo conocimientos relacionados con la intervención y el trato con Personas Mayores y sus familias.
Fuera del trabajo, ¿qué aficiones tienes?
Me encanta leer, hacer yoga, hacer ejercicio, pasar tiempo con mi familia y mis amigos y salir a tomarme una cervecita o un vinito por ahí. Me encanta disfrutar de mi tiempo libre haciendo mil cosas y, como siempre digo, “sumando momentos”, que al fin y al cabo es lo que importa y de lo que se trata. La vida son dos días y hay que exprimirlos a tope.
Información elaborada por Angel Recio