La persona que cuida a una Persona Mayor dependiente suele ser una mujer de 50 años que se echa todo encima, impidiendo así su desarrollo personal y laboral. Eso desemboca con bastante frecuencia en todo tipo de problemas físicos y mentales, el famoso síndrome del cuidador quemado.
Hay que repartir tareas entre mujeres y hombres y luchar por mantener un bienestar físico y psicológico pese a la dificultad que implica cuidar a una persona dependiente. Ese es el objetivo del proyecto Bailén-Miraflores se forma, se cuida y se motiva que ha puesto en marcha la Fundación Juan Cruzado-Vértice Salud este mes de agosto con la colaboración del Ayuntamiento de Málaga.
En este programa, que se ha desarrollado en años anteriores con un gran éxito de participación, se imparten sesiones teórico-prácticas donde se abordan temas relacionados con el bienestar de la persona cuidadora, herramientas para controlar con éxito situaciones de estrés o impotencia, recursos sociales, consejos sobre el traslado de familiares o relacionados con las tareas de la vida cotidiana, entre otros.
Por otra parte, se están promoviendo espacios de respiro en los que familiares y cuidadores de mayores dependientes de este distrito de Málaga capital puedan intercambiar experiencias, aconsejarse y, sobre todo, conocerse y animarse.
Hay que cuidarse para poder cuidar
La persona cuidadora está permanentemente atenta a su familiar dependiente y éste, especialmente si tiene una enfermedad neurodegenerativa, siempre va a peor por mucho cariño y atención que se le ponga. Eso genera frustración e impotencia en la persona cuidadora de forma diaria. En este sentido, el equipo profesional de la Fundación Juan Cruzado-Vértice Salud destaca la importancia de cuidarse para poder cuidar y en este proyecto se hacen talleres que favorezcan la corresponsabilidad en los cuidados y la conciliación de la vida personal, familiar y laboral.
En este proyecto se está contando con la participación de otras asociaciones, pues uno de los objetivos es que las personas cuidadoras socialicen con otras personas que están o no en su misma situación, fomentando así la convivencia en el vecindario.
Entre los recursos que se dan a conocer en este programa también están una serie de ejercicios o posturas para el bienestar físico de las personas cuidadoras o ideas para conseguir que las personas dependientes puedan ser algo más autónomas.
La Fundación Juan Cruzado-Vértice Salud está volcada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas y este programa defiende varias de esas líneas. El reto es conseguir que todas las personas participantes accedan a recursos para mejorar su salud, que intercambien experiencias o que conozcan los recursos institucionales y las figuras profesionales de las que se pueden valer para aliviar la carga de trabajo con la persona cuidadora como unidades de estancia diurna, respiro familiar, teleasistencia o ayuda a domicilio.
También se quiere que, al menos, el 60% de las personas cuidadoras participantes en el proyecto mejoren su autoestima o que el 75% se comprometan a crear un entorno familiar con criterios de corresponsabilidad.
Información elaborada por Angel Recio