La historia de la británica Joan Hunt es tan apasionante como solidaria. Nació en una familia humilde en Liverpool con otros ocho hermanos. Tuvo una enfermedad de niña que la dejó coja el resto de su vida y tenía solo 10 años cuando empezó la II Guerra Mundial. Tras el conflicto bélico aprendió contabilidad y se hizo cargo de su familia al fallecer su madre.

Llegó a ser jefa de personal de una multinacional de pinturas y decidió, como tantos británicos, jubilarse en la Costa del Sol. Su marido falleció por cáncer y, en lugar de hundirse, Hunt sacó fuerzas de flaqueza y con 65 años, en Fuengirola y sin hablar español, decidió crear un centro para ayudar a las personas con esta enfermedad. Era 1992. Hoy en día, casi 30 años después, Fundación Cudeca atiende a más de 1.500 personas, de las cuales el 80% son Personas Mayores.

Hunt falleció en junio a los 92 años y practicó lo que en la Fundación Juan Cruzado-Vértice Salud denominados Envejecimiento Activo Filantrópico, ya que tras su jubilación profesional se dedicó a entregarse en cuerpo y alma a personas que lo necesitaban. Esta labor le ha valido recibir el Premio Vida Sénior de la Fundación Juan Cruzado-Vértice Salud en la categoría de Cuidadores 10.

Un «camino común» con Vértice Salud

Recogieron el galardón María Luisa Martín, gerente de Cudeca, Angel Bataller, responsable de Formación, y Aurea Peralta, directora de Relaciones Institucionales. “Es un premio muy especial. Conocí hace muchos años a la Fundación Juan Cruzado y nuestros caminos se cruzaron. Nuestro lema es Una forma especial de cuidar y eso es lo que se siente al entrar aquí (en la sede de la Fundación Juan Cruzado) con los mayores, haciendo que cada día valga la pena vivirse”, dijo Martín, quien recalcó que “aquí me siento como en casa porque son dos proyectos con una trayectoria muy parecida”. La gerente de Cudeca explicó que “echamos de menos a Joan pero la Fundación va a seguir con su legado”.

Información elaborada por Angel Recio