La disfagia, es decir, un trastorno en la deglución de los alimentos por una dificultad en la preparación oral del bolo alimenticio o en el desplazamiento de ese bolo desde la boca hasta el estómago es un problema que afecta a millones de Personas Mayores. Puede ser muy grave, hasta el punto de que la Organización Mundial de la Salud ya la considera un síndrome geriátrico por su alta prevalencia en personas ancianas. Está relacionada con múltiples factores de riesgo y es causa de multitud de complicaciones clínicas.
La logopeda y terapeuta ocupacional Natalia Talleda, especializada en disfagias, sobre todo, en Personas Mayores, ha impartido el webinar Trastornos en la Deglución dentro del proyecto La receta de la vida organizado por la Fundación Juan Cruzado-Vértice Salud en colaboración con Campofrío.
Talleda destaca que se empieza con la presbifagia, un fenómeno previo a la disfagia que afecta en torno al 10% de los adultos mayores de 50 años. Se nota cuando apetece más comerse, por ejemplo, una hamburguesa que un filete para tener que masticar menos, cuando se empieza a ingerir, en general, menos cantidad de alimentos, se pierde peso, se bebe menos agua. “Cuando nos hacemos mayores hay una reducción de la elasticidad de los tejidos, cambios en la anatomía de la cabeza y el cuello, disminución de la humedad en la boca, trastornos sensoriales, o sarcopenia, que es una reducción gradual de la masa muscular”, expone.
De ahí se pasa directamente a la disfagia, que es especialmente peligrosa en Personas Mayores con demencias avanzadas ya que no se dan cuenta de que tienen comida en la boca o, aunque lo sepan, no la mastican porque el cerebro no da la orden de hacerlo. Si hay fallos en la deglución en la boca y en su traslado al estómago puede ocurrir que el alimento se vaya a las vías respiratorias, con el consiguiente atragantamiento y riesgo de asfixia.
¿Cuáles son los signos de alerta para saber si una persona tiene un síndrome de disfagia?
Esta profesional expone que hay que estar atentos si ocurre alguna de estas situaciones o varias de ellas a la vez:
1) Hay un babeo y cierre labial ineficaz
2) Se quedan residuos alimentarios en la boca
3) Tragan varias veces pese a ingerir volúmenes muy pequeños
4) Cuando hay tos o carraspeo mientras la persona come
5) Cuando hay atragantamientos
6) Molestias o dolor al tragar
7) Alargamiento del tiempo para comer
8) Hay infecciones respiratorias repetidas
9) Signos de fatiga durante la comida
10) Se ven signos de desnutrición, deshidratación o pérdida de peso del 10% en seis meses o superior al 5% en tres meses
¿Qué se puede hacer?
Los expertos recomiendan hacer un estudio nutricional de los alimentos a ingerir, tener una buena salud e higiene oral, triturar la comida para que sea más fácil su deglución, no utilizar pajitas para beber, usar cubiertos de silicona o vasos especiales y evitar alimentos que pueden resultar más difíciles de tragar por diversos motivos.
¿Cuáles son esos alimentos de riesgo para las personas con disfagia?
-Pegajosos: miel, bollería, pan de molde, leche condensada
-Resbaladizos: guisantes, uvas, cacahuetes
-Con dobles texturas: galletas con trozos de chocolate, yogures con trozos, cereales con leche al tener que ingerir líquido y sólido a la vez
-Se esparcen: arroz
-Se funden: helados, gelatinas
-Son duros o tienen espinas
-Son fibrosos: espárragos, piña, jamón serrano
-Se rompen en trozos muy pequeños como las patatas fritas
-Desprenden líquidos al morderse como la sandía o el melón
-Evitar la pimienta y el vinagre
No olvides que este contenido forma parte del proyecto La receta de la vida, un itinerario teórico-práctico al que puedes acceder de forma gratuita a través del siguiente enlace: https://verticesalud.org/la-receta-de-la-vida/ .
Aquí puedes ver el vídeo completo de la webinar
Información elaborada por Angel Recio