¿Cuáles son los trastornos de nutrición más comunes en las Personas Mayores?

¿Cuáles son los trastornos de nutrición más comunes en las Personas Mayores?

 

Debido al incremento en la esperanza de vida y la nueva forma de entender el envejecimiento, la preocupación por llevar a cabo un proceso de envejecimiento activo que mejore la calidad de vida de las personas mayores es cada vez más latente.

Este esfuerzo se vuelca sobre diferentes áreas de la vida de las personas mayores: bienestar emocional, autonomía, independencia, actividad física, ocupación, funcionalidad, relaciones sociales, ocio… e incluye también la alimentación.

A partir de los 60 años, los trastornos de la alimentación más frecuentes son la desnutrición y la obesidad:

 

 

 

Desnutrición

La desnutrición es un tipo de malnutrición que puede ser provocada por una escasa ingesta de alimentos, una ingesta de alimentos con bajo poder nutritivo o la incapacidad del cuerpo de absorber los nutrientes.

Factores de riesgo de sufrir desnutrición:

  • Alteraciones asociadas al envejecimiento que pueden causar hiporexia (disminución del apetito): alteraciones sensoriales, deglutorias, posturales, metabólicas, neurológicas, gastrointestinales, cardiovasculares, renales, inmunológicas…
  • Tratamiento farmacológico.
  • Factores sociales: aislamiento, soledad, pobreza…
  • Factores psicológicos: depresión, ansiedad, deterioro cognitivo, alcoholismo, anosognosia…
  • Factores socioeconómicos: jubilación, bajo poder adquisitivo, hábitos alimentarios rígidos…

Respecto a qué hacer para evitar la desnutrición, a todos nos suena la típica pirámide alimentaria que ordena distintos alimentos en función de la frecuencia y cantidad que deberíamos tomar. La que quizás no es tan conocida Mi Pirámide, que fue diseñada por investigadores del área de envejecimiento de la Universidad de Boston (2008) para guiar acerca de cómo debería ser la ingesta nutricional de las personas mayores de 70 años.

 

 

Obesidad

Según la Organización Mundial de la Salud (2021), la obesidad es una acumulación excesiva de grasa en el cuerpo que puede resultar perjudicial para la salud. Entre sus consecuencias, especialmente sobre las personas mayores, destacamos un aumento de enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, hipertensión, trastornos del aparato locomotor, elevado colesterol LDL e incluso algunos tipos de cáncer.

Factores de riesgo de sufrir obesidad: 

  • Tener más de 80 años.
  • Vivir solo.
  • Viudez reciente.
  • Cambio domiciliario.
  • Enfermedades respiratorias, cardiovasculares, diabetes… y patologías que causan dependencia funcional.

Si bien es cierto que existe una gran incidencia de obesidad en nuestra población, la realidad es que es una condición que puede prevenirse:

Factores de protección frente a la obesidad: 

  • Educación nutricional. Identificar y modificar hábitos alimentarios no saludables, corregir creencias erróneas acerca de la menor necesidad de comer de las personas mayores o sobre lo perjudicial/beneficioso de ciertos alimentos.
  • Compra y conserva de alimentos. Hacer énfasis en las fechas de consumo preferente y caducidad, cadena de frío-calor, significado del etiquetado, identificación de alimentos en mal estado…
  • Comer en un asiento cómodo, donde los pies puedan reposar sobre el suelo, con la espalda erguida y una adecuada distancia respecto a la mesa y al plato.
  • Ingestas agradables. Evitar comer solo, la televisión, los ruidos, el paso constante de personas y demás distractores.
  • Promover el equilibrio, evitar dietas pesocentristas y extremadamente restrictivas o prohibitorias. Considerar las preferencias alimentarias.
  • No abusar de alimentos ricos en grasas (especialmente saturadas), ultraprocesados, alimentos salados, ni sal.
  • Cuidar el aporte de calcio y de proteínas para evitar la pérdida de tejido muscular.
  • Hidratación. Se recomienda beber 8-12 vasos de agua al día. En el caso de trastornos de deglución, valorar gelatinas o espesantes.
  • Distribución. Distribuir los alimentos en 4-6 ingestas, al menos una de ellas caliente. Si existe pérdida de apetito, es recomendable comer pequeñas cantidades en diferentes momentos del día.
  • Ejercicio físico.Además de reducir la probabilidad de desarrollar obesidad, contribuye al adecuado mantenimiento de la masa ósea y muscular, el equilibrio, la fuerza, la movilidad, la independencia y la absorción de vitamina D cuando se practica con la exposición del sol. Reduce el riesgo de caídas y de diferentes enfermedades.
  • No consumir alcohol o hacerlo de manera muy esporádica y no fumar.
  • Fármacos. Seguir el tratamiento según la prescripción médica y prestar atención a posibles medicamentos anorexígenos.
  • Salud mental. Prevención, identificación temprana, evaluación y tratamiento de los trastornos mentales.

Fundación Juan Cruzado. Trabajamos por y para las Personas Mayores.

 

Bibliografía

 

Iraizoz, I. (2009). Valoración geriátrica integral (II): valoración nutricional y mental en el anciano. Anales del Sistema Sanitario de Navarra, 22, 51-69.

Lichtenstein, A. H., Rasmussen, H., Yu, W. W., Epstein, S. R., & Russell, R. M. (2008).

Martín, R. S., Crespo, P. M., Prieto, R. L. E., y Chacón, N. I. (2015). Nutrición adecuada en la vejez: Trastornos alimenticios que pueden aparecer en la tercera edad. Salud y cuidados en el envejecimiento, 3, 63.

Organización Mundial de la Salud. (2021). Obesidad y sobrepeso. Recuperado de https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/obesity-and-overweight.

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